Pasamos largas horas el día 22 de julio terminando de atar cada cabo suelto del tremendo viaje que pretendemos tener listo antes de entrar al mes de agosto. Este día yo en especial sufrí bastantes dolores de cabeza. El vuelo sale desde Madrid, y resulta que tenemos que irnos para la capital el mismo día en el que yo tengo mis dos últimos exámenes… ¡poca cosa!... También teníamos que cuadrar la vuelta. Joa y MC se vuelven en AVE, yo decidí ser recogida en barajas y quedarme dos días más en Madrid. No me preguntéis por qué, pues no lo sé xD
Al final conseguí un vuelo baratísimo con Spanair Madrid- Málaga el 13 de octubre (¡recuerdo que nuestra vuelta de Nueva York coincide en el puente del Pilar!), así que esos dos diitas disfruto de la maravillosa compañía de mis amigos de Madrid que los quiero con el alma y casi nunca puedo ver. El mismo lunes 11 con ducha y descanso y el día
Cuando parece que todo estaba atado después de más de un ataque de estrés, recibo la llamada de MC… ¡Ha habido un problema con la residencia! Por lo visto Westside YMCA, nuestra residencia en pleno Manhattan, ha fallado a todas las agencias que les mandaron alumnos de la segunda fase del
Tras considerarlo más allá de cómo se plasma en esta entrada, pues desde dentro las cosas se ven siempre distintas… decidimos quedarnos en Queens. Quizás por nuestra cuenta podríamos haber encontrado algo más cercano (seguro) y barato (lo dudo), pero también tuvimos en cuenta, aparte otros factores más importantes, que el viaje a Nueva York no es lo único en lo que podemos pensar todo este verano... ya van meses atrás con lo mismo…
Así que tras bajarar pros y contras de esta residencia y su situación, optamos por la comodidad de seguir por agencia. Nos ahorramos dinero, tenemos 'cocina', estamos en una misma línea de metro de la escuela, y varias cosas más que nos hicieron decidirlo. Hemos releído críticas y comentarios de otras personas que estuvieron en Queens, y… quién sabe si todo había sucedido así por algo…! Así que ahora comienza Queens, La odisea.
No olvidemos que somos… ¡Reinas!
Marta.
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